Se acerca un nuevo 4-D, el día nacional de Andalucía. Un día
histórico que debe de sentir cada andaluz y andaluza que se precie. Un día para
luchar, porque en Andalucía, 32 años después de aquel 4-D del 77 o del 4-D de
la insurrección de las barricadas en el XIX, seguimos teniendo las mismas
razones para seguir en pié: nuestra liberación nacional y social; y dos grandes
problemas: el españolismo y el capitalismo.
Un españolismo y un capitalismo que se nos presentan hoy
intensificados en una Andalucía cada vez más afixiada por la crisis
capitalista; una Andalucía con la mayor tasa de paro, de precariedad, de muertes
en el trabajo. Una Andalucía donde todos los días van decenas de trabajadores
andaluces a la calle, sólo con el derecho a morir “libre y democráticamente”.
Con un importante sector de andaluces sin derecho de facto a una vivienda
digna.
El próximo 4-D es buen momento para que, de una vez, quienes
se visten de andalucistas para vendernos dependencia e interclasismo, y quienes
se visten de rojo para justificar la dependencia y la falta de conciencia
nacional provocada por el españolismo, se vean frustrados y superados por el
espíritu unitario andaluz y revolucionario que debe prevalecer en tan
importante fecha. Y ese espíritu no es un espíritu sectario ni disgregador,
sino la misma llama que encendieron Blas Infante, Lorca, los andaluces del
Trienio Bolchevique, los antifascistas del 36, Salvochea, los cantonalistas,
los bandoleros, los primeros guerrilleros andaluces (monfíes)…
Porque ya es hora de que comprendan unos que no hay
Andalucía Libre con españolismo, dependencia y capitalismo; la misma hora para
que comprendan otros que no hay socialismo y mucho menos internacionalismo sin
previa liberación nacional, asumiendo de una vez que Andalucía no tiene una
conciencia nacional fuerte y definida no porque no exista o porque los
andaluces no crea realmente en ella, sino por el actuar y el bloqueo del
españolismo en todos los órdenes: política, economía, educación, medios de
comunicación masivos…
Que cada uno haga un examen de conciencia y analice lo que
está aportando a la liberación nacional y social de Andalucía: con sus actos,
con sus discursos, con sus alianzas y coherencias. No se entendería que,
estando la cosa como está, importantes sindicatos y organizaciones andaluzas y
de clase no hicieran el esfuerzo (sobre todo las más nutridas) que algunas de
ellas ya vienen demostrando tiempo ha, de hacer ver con su modesto y rebelde
concurso, a toda Andalucía, a todo el pueblo trabajador andaluz, que no hay
transformación social sin liberación nacional, ni liberación nacional sin
transformación social.
Andalucía no puede esperar a que se solucionen los dimes y
diretes de siglas y proyectos, por muy legítimo que pueda ser el debate pero no
es la cuestión. Hasta ahora, Andalucía y sus derechos se están sacrificando por
intereses partidistas y espúreos, que por muy bien intencionados o necesarios
que puedan parecer, vistos en perspectiva, lo único que hacen es retardar el
fin del actual estado de cosas.
Andalucía y su
liberación está muy por encima de esas consideraciones de cortas y egoístas
miras, viniéndoles bien a todos aquellos que se sientan andaluces y
revolucionarios, ser consecuentes con ello, por el bien de Andalucía y su
movimiento revolucionario de liberación.
Este 4-D, debe ser unitario y revolucionario, incitando a
nuestro pueblo a superar sus amarras impuestas, y diciendo bien alto que somos
una Nación en camino hacia la libertad y el socialismo junto al resto de
pueblos del mundo. Pero como andaluces y revolucionarios. Nada más. Y nada
menos. Porque queremos una nación libre dentro de un mundo de pueblos libres
así como el fin de la explotación del hombre por el hombre. Lo demás, en mi
opinión, es marear la perdiz.
Noviembre de 2009
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